La principal técnica empleada a lo largo de los siglos para la pintura mural es el fresco. La superficie a pintar se prepara con varias capas de revoco: primero un enlucido basto, el arriccio, y luego una capa más delgada de arena fina y cal, que recibe el nombre de intonaco. Sobre la pared todavía húmeda se aplica entonces el pigmento disuelto en agua de cal.
Los murales pueden elaborarse con distintos métodos, como por ejemplo los métodos denominados al fresco, en el cual la pintura se coloca en el repello de la pared todavía fresca, o al seco en el cual la pintura se coloca sobre una pared ya seca. En época romana se utilizó el procedimiento de la encáustica, en una variante en la que los colores a la cera eran aplicados en frío.2 3Igualmente, es posible pintar al temple sobre muros y paredes. En este caso hay que esperar a que el revoque esté seco. A principios del siglo veinte toma relevancia el acrílico como material de primer orden, utilizado entre otros por los mexicanos Rivera y Orozco.
Un mural no debe ser necesariamente pintado, pudiendo hacerse con mosaico o cerámica. En España, han elaborado grandes murales cerámicos: Antoni Gaudí, Joan Miró, Josep Llorens i Artigas, Josep Maria Sert, Pedro Nel Gómez, Santiago Martínez Delgado y Rufino Tamayo.
Actualmente se busca trabajar con materiales nobles que permitan una larga duración del mismo sin demasiado mantenimiento, especialmente cuando se ubican en exteriores. Otras técnicas muy usadas pueden ser el esgrafiado sobre cemento coloreado, mural cerámico, mosaico de piedras o azulejos, vidrio roto, ente otros.
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